Jean-Michel Basquiat: brutal, crudo y salvaje

Fue el artista más destacado de su generación y uno de los más influyentes del siglo XX. Su estilo neoexpresionista engendrado en las calles y el ‘under’ neoyorquino lo catapultó a la fama mundial.
Por Luciana García Belbey

 

A pesar de su corta vida y fugaz carrera artística, Jean-Michel Basquiat fue uno de los artistas más singulares del siglo XX. La irrupción de su distintiva obra en la escena neoyorquina a inicios de los años 80 dejó una huella indeleble. Con un estilo único, desenfadado y atrevido, que fusionaba lo urbano, lo primitivo y lo intelectual, maravilló al gran público, y causó controversia en los círculos más selectos del arte de su tiempo. Ni unos ni otros fueron indiferentes a la estrepitosa llegada de este “niño radiante” del under.

Jean-Michel Basquiat (Nueva York, 1960-1988) nació en el seno de una familia de clase media de Brooklyn. Su padre era un contador de origen haitiano y su madre era puertorriqueña. De allí su condición de plurilingüe, hablaba con fluidez inglés, español, francés y algo de creole. La mezcla de palabras y frases en diferentes idiomas junto a dibujos y figuras son una característica clave de su producción. Desde muy joven Basquiat demostró un gran talento y gracias al estímulo de su madre desde sus primeros años comenzó a dibujar y pintar con mucha convicción. Con ella visitaba regularmente varios museos como el Brooklyn Museum o el MoMA, donde pudo observar el Guernica, que estuvo exhibido en un préstamo a largo plazo hasta su restitución definitiva a España en 1981. La majestuosa y enorme pintura de Picasso fue siempre su favorita. Era un niño muy curioso y lector, desde entonces su mundo se construyó a partir de lenguajes, símbolos e imágenes.

A los siete años fue atropellado por un automóvil. Este accidente lo mantuvo hospitalizado en grave estado durante un largo tiempo. La imagen del auto aproximándose hacia él quedará grabada en su memoria y plasmada en varios trabajos. Durante su período de convalecencia se conectó aún más con ese talento para el dibujo, la pintura y la escritura. Su lectura predilecta fue Henry Gray's Anatomy of the Human Body, popularmente conocida como Anatomía de Gray. Un clásico en su género, publicado por primera vez en 1858 en Reino Unido (al año siguiente en EEUU). Este libro, regalo de su madre, fue consultado por Basquiat a lo largo de su vida, basta recordar que en sus trabajos siempre hay referencias o presencia de la figura humana. Al poco tiempo sus padres se separan, y Basquiat comienza a experimentar problemas de conducta. 

Si bien tomó clases de pintura en la escuela y en un instituto artístico, se consideraba autodidacta. “Nunca fui a la escuela de arte. Reprobé las asignaturas de arte que cursé. Simplemente observaba muchas cosas. Y así fue como aprendí sobre arte, observándolo”, decía el artista. Su lucidez y conocimientos sobre historia del arte era algo que siempre sorprendía a sus interlocutores. A pesar de no ser un estudiante ‘ejemplar’ dadas sus inclinaciones artísticas y su afición por la lectura llegó a ser, por un breve período, editor del periódico estudiantil. De todas maneras, abandonó el colegio, y comenzó a vivir por elección propia en la calle o ‘de prestado’, en casa de amigos y conocidos.

  Jean-Michel-BASQUIAT.jpg

Retrato de Basquiat, por Andy Warhol, 1982.

 

A los dieciocho años comenzó a expresarse a través del grafiti bajo el seudónimo de SAMO (Same Old Shit), junto a su amigo, Al Díaz. Entre 1978 y 1980, plagaron las calles del SoHo neoyorquino con frases enigmáticas, irónicas y provocadoras que captaron la atención de la escena artística. Sus perspicaces frases denunciaban la desigualdad social, el racismo y el frenético consumo capitalista. También criticaban al ‘mundo del arte’, al cual Basquiat tanto anhelaba pertenecer: SAMO©...4 THE SO-CALLED AVANT-GARDE. Estratégicamente muchas de estas pintadas eran realizadas frente a las galerías “de moda”. Durante este período también fundó junto a Vincent Gallo, Nicholas Taylor, Michael Holma y Shannon Dawson, la banda Gray, nuevamente en alusión al manual de medicina que tanto gustaba leer. Extremadamente experimental, la banda mezclaba instrumentos, sintetizadores con sonidos diversos y ‘ruido’ ambiente.

Entre sus principales referentes, se encuentran Vincent van Gogh con quien sentía afinidad y con quien siempre se le ha comparado. Y, como muchos artistas de su generación, estuvo influenciado por algunos miembros del expresionismo abstracto norteamericano, principalmente Cy Twombly, por su trazo libre y su dibujo sintético; Willem De Kooning, por su gran manejo del linde entre la figuración y la abstracción; y la energía caligráfica de la pintura gestual de Franz Kline. Más allá de estos artistas modernos, Basquiat admiraba también a los grandes de la historia del arte, a quienes a menudo citaba en sus obras, como Leonardo da Vinci o Pablo Picasso. Pero también se sentía influenciado por escritores como Mark Twain, John Giorno o especialmente Wlliam Bourroughs. De éste tomaba la estructura de “collages” que tenían sus escritos, técnica surrealista, en la que cortaba fragmentos de sus textos y los volvía a unir sin respetar un orden o coherencia narrativa particular. De manera análoga, en las obras de Basquiat es constante la utilización de frases, o palabras sueltas entremezcladas con los dibujos y figuras, sin un orden aparente. 

Los músicos no están exentos de su panteón de héroes. Si bien escuchaba de todo, desde música clásica a las propuestas de vanguardia y experimentales como las de John Cage, el jazz estaba entre sus elecciones predilectas. En sus obras aparecen profusas referencias a Miles David y Dizzy Gillespie, y otros, como puede verse en King Zulu (1986), perteneciente a la colección del MACBA, de Barcelona. Un lienzo de grandes proporciones donde están representados los tres grandes trompetistas del jazz americano: Bix Beiderbecke (1903-1931), Bunk Johnson (1879-1949) y Howard McGhee (1918-1987). En el centro puede verse un rostro pintado de color negro en alusión a Louis Armstrong (1901-1971), caracterizado como el rey de los zulúes. Los músicos emergen de un profundo espacio azul que evoca el lirismo sonoro del blues.

 

default-3_copy.jpg

King Zulu, 1986.

 

El retorno de la pintura

Para comprender la obra de Basquiat en un contexto más amplio, es importante señalar que en los años 80 a nivel global se da un proceso o fenómeno denominado “el retorno de la pintura”. Este movimiento fue una respuesta o reacción a la hegemonía que tuvieron en décadas anteriores tendencias como el arte conceptual, el minimalismo y las artes performáticas. Así se da una gran revalorización del lenguaje pictórico expresivo, figurativo y emocional. Esta tendencia, asociada al neoexpresionismo, devolvió protagonismo a la pintura como medio en el arte contemporáneo, reivindicando la subjetividad del artista, el gesto espontáneo y la narrativa personal. 

En este panorama, en Europa emergieron movimientos como la transvanguardia italiana, con artistas como Sandro Chia, Francesco Clemente, Enzo Cucchi y Mimmo Paladino, que recuperaban elementos mitológicos y clásicos desde una perspectiva contemporánea; y el neoexpresionismo alemán, con Georg Baselitz, Anselm Kiefer, Jörg Immendorff y A. R. Penck, que abordaban la historia reciente, la identidad y la memoria colectiva cargadas de simbolismos. En Estados Unidos, destacaron figuras como Julian Schnabel, David Salle, Eric Fischl, y el propio Jean-Michel Basquiat, cuyas obras combinaban simbolismo, crítica social y referencias culturales populares. Esta tendencia marcó un cambio de paradigma en el arte de finales del siglo XX al reintroducir la emoción, el cuerpo y la pintura narrativa en el centro del discurso artístico internacional.

 

Un estilo único

Dado su recorrido previo en el arte urbano, cuando comenzó a trabajar profesionalmente, el estilo de Jean-Michel Basquiat rápidamente se definió por un trazo crudo y salvaje. Su estética espontánea y aparentemente infantil era en realidad profundamente intelectual y simbólica, llena de fuerza expresiva, acompañada de palabras, muchas veces tachadas –creía que así llamaban la atención del público–. Combinaba símbolos africanos, referencias a la cultura pop, anatomías fragmentadas, historia y poesía, todo ello en un lenguaje visual caótico y poderoso; vibrante y magnético. Cada obra era un campo de batalla donde luchaban la identidad, la historia y la memoria.

En sus obras confluyen lo primitivo y lo contemporáneo, el activismo político, la religión y la crítica social. No faltaban referencias históricas y homenajes a figuras afroamericanas destacadas como Charlie Parker o Muhammad Ali, un buen ejemplo es Hollywood Africans (1983). Su obra denunciaba el racismo estructural, la desigualdad y la explotación colonial, daba voz a la experiencia negra en Estados Unidos. La brutalidad policial no quedó exenta de su sagaz mirada crítica, como puede apreciarse en Defacement (The Death of Michael Stewart), pintura que realizó sobre la muerte del joven artista del grafiti de veinticinco años, Michael Stewart, quien estuvo en coma por trece días antes de morir, tras una brutal golpiza policial. Basquiat estaba en shock, podría haber sido él, pensaba. 

 

large_basquiat_jean-michel_84_23_cropped.jpg

Hollywood Africans, 1983.

 

Si bien trabajaba mucho en cartón, y papel, en sus comienzos pintaba sobre el vidrio de ventanas, sobre puertas, o sobre cualquier material encontrado en la calle. Vivía siempre al límite y casi sin dinero, por lo que aprovechaba cualquier desecho para convertirlo en una superficie para pintar, también así impedía renunciar a la gran escala, algo propio de su trabajo en las calles, que remitía a la pintura urbana por naturaleza mural. Estas estrategias visuales pueden verse en Hannibal (1982), realizada en una estructura de listones de madera atada, que recuerda un estandarte ceremonial de guerra, o Notary (1983), una masiva obra de cuatro metros, realizada en placas de madera unidas por bisagras. En pocos años, el artista callejero se convirtió en una celebridad muy solicitada en el panorama artístico y se codeó con artistas icónicos de su tiempo como Andy Warhol y Keith Haring. Así como Warhol fue el símbolo del arte pop con sus icónicas serigrafías, Basquiat se convirtió en una figura distintiva del movimiento neoexpresionista de la década de 1980. 

 notary-jean-michel-basquiat-1983-scaled.jpg

Notary, 1983.

 

Una (breve) época dorada

A poco de insertarse en los círculos artísticos Basquiat comenzó su ascenso meteórico. Su trabajo fue incluido en The Time Square Showprimera muestra de arte radical de los 80”, como se la denominaba en la prensa, donde destacó junto a Keith Haring y Kenny Scharf. Luego, en 1981 participó en la mítica exposición New York/New Wave en el PS1 de Nueva York, organizada y curada por el crítico Diego Cortez. La inauguración, llena de gente y sobre todo de personalidades del mundo del arte, fue considerada un éxito rotundo. Por ese entonces, vivió un tiempo en el sótano de la galería de Annina Nosei, en Soho, donde también trabajaba. De vagar por las calles e intervenir deshechos comenzó a pintar profesionalmente. La galerista recuerda que pintaba todo el día desde muy temprano, al compás del Bolero de Ravel. Allí tuvo su primera muestra individual que fue un verdadero suceso. Vendió todo en la primera noche, ganó más de doscientos mil dólares de una vez. Sin dudas, este fue un total punto de inflexión en su carrera. Enseguida Rene Ricard quiso conocerlo y entrevistarlo. El crítico de arte que ya había “descubierto” a Julian Schnabel, publicó en Artforum el famoso artículo titulado The Radiant Child, que contribuyó significativamente a consolidar la figura de Basquiat como el nuevo prodigio del arte contemporáneo. 

El año 1982 fue su momento consagratorio, y el más prolífico de su carrera, algo que también se refleja en el mercado dado los altos valores que tienen las piezas realizadas en ese período. En enero Basquiat se mudó a un espacioso loft en Crosby Street y comenzó a trabajar con el marchand suizo Bruno Bischofberger. Basquiat estimaba mucho su punto de vista y consejos, lo visitaba tres o cuatro veces al año en su casa de Suiza, viajaban juntos a ver muestras de arte y a los mejores museos de Europa. Ese año, con veintiún años, Basquiat se convirtió en el artista más joven en participar de la prestigiosa Documenta de Kassel, Alemania, uno de las eventos más importantes del arte global. Siguieron exhibiciones en Zurich, Roma y Rotterdam, hasta llegar a Tokio. Gracias a su nuevo representante, en esta etapa conoce a Andy Warhol, con quien desarrolló una profunda y cercana relación personal, además de profesional. Annina Nosei consiguió que en 1983 Basquiat hiciera una exhibición en la galería de Los Ángeles de Larry Gagosian, uno de los galeristas más destacados de la escena contemporánea. Expuso obras monumentales, llenas de fuerza y energía que también fueron todo un éxito. El haber sido incluido en la Bienal del Whitney Museum (1983), significó para Basquiat cumplir uno de sus sueños más anhelados, al ser uno de los museos más importantes de Nueva York. Hoy en su colección hay seis obras de su autoría.

Pero 1984 fue el año de mayor prosperidad económica, se convirtió en millonario casi de la noche a la mañana, sus obras se vendían hasta en treinta mil dólares, valores poco habituales para artistas vivos, menos para alguien que recién iniciaba. En 1985 fue tapa del New York Times Magazine, con el artículo New Art, New Money. The Marketing of an American Artist, que terminó de consagrarlo frente al gran público. Lo hacía ver como lo que verdaderamente era y lo que siempre quiso ser, un verdadero “rockstar”, una celebridad. Aparecía constantemente en la televisión, en desfiles de moda, en los eventos más sofisticados del medio artístico. Aunque triunfaba en el mercado y los medios, su fama era vista con cierto recelo por los círculos más intelectuales del arte, y si bien algunos críticos podían reconocer su talento y riqueza artística, muchos aún no lo consideraban a la altura de otros artistas destacados de su generación como Julian Shanbel, David Salle o Franceso Clemente.

En la cúspide de su frenético ascenso comenzó a consumir drogas, sobre todo heroína, que decía le ayudaba a concentrarse. Le resultaba una tarea titánica enfocarse en su trabajo con tanto ruido a su alrededor, constantes fiestas, visitas, entrevistas, o compromisos sociales. Debido a este convulsionado contexto, por un tiempo, para poder pintar decidió trasladarse a Venice Beach en Los Ángeles. A su vuelta, decidió mudarse de su solicitado estudio en Crosby Street. Andy Warhol, su gran mentor y amigo, le alquiló un espacio a pocas cuadras, en 57 Great Jones, cerca de Washington Square Park. Curiosamente, en las cercanías de las calles donde vivió y deambuló antes de su entrada triunfal al mundo del arte. En este período ambos artistas se hicieron aún más cercanos y trabaron una relación casi de padre-hijo. Warhol, no sólo desde lo artístico sino desde lo humano, fue un verdadero apoyo para Basquiat. Así nació la idea de hacer una colaboración y realizar una serie de obras y exhibiciones juntos. Pero no tuvieron la recepción que esperaban, ni de la crítica ni del mercado. Al poco tiempo, luego de una operación de vesícula, que a priori era simple, Warhol murió inesperadamente de un paro cardíaco. El mundo estaba en shock y Basquiat, desbastado. Nunca pudo sobreponerse a tan dolorosa situación, que dejó inmortalizada en Gravestone (For Andy), 1987. Un tríptico hecho de puertas, como los que solía hacer al principio de su carrera profesional. El sufrimiento lo hundió aún más en el mundo de las drogas. 

 

gravestone-jean-michel-basquiat-1987.jpg

Gravestone (For Andy), 1987.

 

La pintura Riding with Death (1988), basada en un dibujo alegórico de Leonardo Da Vinci, fue una obra premonitoria, realizada pocos meses antes de su muerte a causa de una sobredosis de heroína a los veintisiete años de edad. Basquiat realizaba esta obra, que siendo fiel a su estilo, se alejaba de muchas de sus señas de identidad por su síntesis y economía de recursos, pero sin perder la fuerza del trazo que casi parece herir la tela. En vida no recibió premios institucionales, pero su trabajo fue aclamado por coleccionistas, galeristas y colegas. Tras su muerte, se convirtió en una verdadera leyenda. Hoy es considerado uno de los artistas más influyentes del siglo XX. La que fuera su última morada hoy alberga al Atelier Jolie, espacio fundado y dirigido por la famosa actriz Angelina Jolie, dedicado al arte, la moda y el diseño sostenible, que cuenta con espacios de exhibición y talleres donde predominan las propuestas colaborativas entre los artistas en residencia. Entre sus misiones está el apoyar a artistas y creadores en situación de vulnerabilidad, algo que pretende mantener vivo el espíritu del legendario artista.

 

0000173449c538378.jpg

Riding with Death (1988)

 

Aproximación a la obra: Untitled (1982) 

Dentro de las obras más representativas de Basquiat, se encuentra Untitled (Skull), realizada en el que se considera su mejor y más prolífico año: 1982. Y es, sin dudas, una fiel representante de su personal lenguaje visual. Esta pintura de 183 x 173 cm realizada con crayón, acrílico y spray, presenta en el centro de la superficie pictórica un cráneo humano, hecho a partir de salvajes trazos negros. Esta iconografía muy típica en la obra de Basquiat, ya había aparecido en una obra previa de 1981, con similares características, y representa a la vez una idea de autorretrato. El fondo con colores vibrantes superpuestos, recuerda los palimpsestos propios de la pintura urbana, y da una apariencia caótica a la composición que, igualmente, logra un gran equilibrio. 

 

90_copy.jpg

Untitled, 1982.

 

El rostro descarnado, con gestos adustos, y la boca abierta como emitiendo un potente grito, recuerda la famosa frase de Basquiat: «El 80% de mi trabajo trata sobre la ira». La fisonomía distorsionada y fragmentada, recuerda tanto a las máscaras africanas como a ilustraciones anatómicas, estableciendo un vínculo entre la historia del arte occidental, el arte tribal y la ciencia médica. El uso de líneas discontinuas, tachaduras y palabras ausentes sugiere una narrativa rota, donde el artista se interroga sobre su lugar en el mundo como joven afroamericano dentro del sistema artístico blanco y elitista.

Desde lo simbólico, y a lo largo de la tradición pictórica de occidente, el memento mori [recuerda que morirás] ha representado siempre la muerte. A la luz de su trayectoria también simboliza la identidad racial y la fragilidad del cuerpo humano, temas centrales en su producción. Al no titular la pieza, Basquiat deja abierta su interpretación y acentúa su carácter enigmático y visceral.

La obra también ha constituido un verdadero hito en la historia reciente, al ser subastada en 2017 por 110,5 millones de dólares, convirtiéndose en la más cara de un artista afroamericano y una de las más valiosas de todos los tiempos. Críticos como Jerry Saltz la han definido como una “declaración brutal y poética” sobre la condición humana, y hoy se considera el epítome del arte de protesta y afirmación de identidad. 

Su legado hoy sigue vivo y más vigente que nunca. Sus obras pueden verse en los principales museos del mundo, en subastas –donde sigue quebrando récords, es objeto de estudios académicos y es constantemente revisitado por la cultura popular–. Basquiat rompió barreras, denunció injusticias, y ofreció una nueva, lúcida, manera de ver el mundo y el arte, desde los márgenes. Con inteligencia y audacia convirtió su rabia, su historia personal y su imaginación en una revolución visual que aún resuena en la actualidad. Su breve y vertiginosa vida dio nacimiento al mito. 

 

 

 

 

 

LOGO FOOTER

Contacto: info@elojodelarte.com
elojodelarte.com ® Una plataforma de LittleBull Prod. © 2025 Todos los derechos reservados.

Este sitio cuenta con el auspicio de Buenos Aires Ciudad

Este sitio fue declarado de interés cultural por la Honorable Cámara de Diputados de la Nación y la Legislatura Porteña

darkmode