TWA Flight Center (Estados Unidos): la terminal futurista

Ubicada en el Aeropuerto Internacional JFK de Nueva York, la Terminal 5 es un espacio icónico de la década del sesenta, con un sofisticado diseño de avanzada a cargo del arquitecto Eero Saarinen.
Por Ignacio Marchini

 

Vista desde arriba, la terminal del Trans World Flight Center se asemeja a una flor a medio aplastar; estirando un poco más la imaginación, recuerda al caparazón de una tortuga marítima, con sus aletas que emergen a sus costados. Si bajamos del punto de vista cenital y se la observa desde un ángulo oblicuo, uno podría pensar que se trata de un ala delta. Esta última probablemente sea la visión más ajustada a su intencionalidad originaria: la de emular un águila emprendiendo el vuelo.

Lo cierto es que la concepción de su forma fue mucho menos glamorosa. Eero Saarinen, el arquitecto y diseñador industrial famoso por sus diseños de muebles como la Silla Tulip y la Silla Womb, que se han convertido en iconos del diseño moderno, quería alejarse del modernismo geométrico de sus predecesores y adoptar formas curvilíneas y orgánicas. En una reunión con uno de sus colaboradores utilizó la cáscara de un pomelo para explicarle a su colega lo que buscaba para idear el entonces llamado Trans World Airlines Flight Center (TWA Flight Center): la empujó hacia abajo en su centro, logrando un bulto que imitaba la depresión que él imaginaba para el diseño.

El proyecto le había sido encomendado por la compañía TWA en 1955. Saarinen no llegaría a ver su obra terminada, ya que falleció en 1961, un año antes de su inauguración. La terminal, “un edificio en el que la propia arquitectura expresara el drama, el carácter especial y la emoción de los viajes; un lugar de movimiento y transición”, según las palabras de su propio autor, fue construida con espectaculares formas curvilíneas que emulan la fluidez de un vuelo.

El diseño original del TWA tenía un aspecto futurista, con grandes ventanales a través de los cuales se podían observar las pistas de aterrizaje. Y más allá de su innovador diseño, fue la primera terminal de una aerolínea en tener un circuito cerrado de televisión, cintas para el equipaje y una pantalla electrónica de vuelos. Además, fue precursora en la utilización de básculas para pesar los equipajes.

La terminal consistía en dos pisos, ambos construidos con la idea de un vestíbulo único sin divisiones, cubiertos por el enorme techo de hormigón con forma de águila. En la planta baja se ubicaba la zona de intercambio de pasajeros y los mostradores. Un sector aparte, separado del tráfico de gente, se habilitó como una zona desde la cual observar los despegues y aterrizajes de los aviones.

El piso superior, ubicado en altillo sobre la planta baja, mantenía la idea del hall único. En él había una cafetería, un restaurante, un bar y diversas salas privadas de reuniones. Una escalera conducía a los viajeros a la zona de embarque, flanqueada por dos galerías con techos abovedados.

Saarinen se había inspirado en las bóvedas de crucería gótica para albergar un espacio sin columnas que daba cabida a varios servicios. Pese a que la estructura parece ser una única pieza de hormigón, en su interior está reforzada por una invisible red de acero que soporta la cubierta, en forma de una gran columna en forma de Y que sostiene las cuatro secciones del techo, a la vez que permite, por su separación, el paso cenital de luz natural. Cuatro bóvedas diferenciadas, con una silueta apuntada hacia fuera, forman una especie de estrella de cuatro puntas.

Después de su adquisición por parte de American Airlines en 2001, parte del edificio original del TWA fue demolido y sus operaciones cesaron. Junto con una nueva edificación que se erigió a principios de este siglo, desde 2008 ambos edificios conforman la Terminal 5 del Aeropuerto Internacional John F. Kennedy de Nueva York, y lo que quedaba del TWA original es, hoy en día, un hotel y una atracción arquitectónica que visitan diariamente viajeros de todo el mundo.

Declarados en 1994 como monumentos históricos, los edificios que componen la Terminal 5 se han convertido en un lugar icónico de la ciudad de Nueva York, ampliamente conocido por ser el lugar donde se filmó parte de la película de Steven Spielberg, “Atrápame si puedes”.

 

 

 

 

 

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