El artista francés no recrea la naturaleza, la emula mediante dispositivos, donde lo humano y lo maquínico se confunden. Una oda a la subjetividad digital y al animismo de los datos.
Sus obras desafían las nociones preconcebidas sobre realidad y percepción, en un espacio donde arte, ciencia y tecnología se entrelazan de manera íntima y filosófica.
La biblioteca en medio de un bosque en la región de Matarraña, funciona como instalación interactiva que ofrece a sus visitantes un entorno ideal para la lectura.