No hay mayor violencia que la auto ejercida bajo la ilusión de que se actúa con libertad. Diferentes ópticas distópicas en el arte actual evidencian que la violencia no se elimina, sólo cambia de lugar.
La obra de la rosarina, impregnada de un fuerte compromiso social, aborda temáticas como fronteras, migraciones y exilios. Buscaba interpelar al ciudadano de a pie para generar una perturbación que rompiera la continuidad de lo esperable.